Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Efesios 5:2
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a estos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquellos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.
2 Corintios 2:14-17
Un tiempo atrás le hable a una persona de Jesús. Esta persona se ofendió conmigo. Hasta me dijo que yo era demasiado imponente.
Interesantemente en todo lugar que, por alguna razón voy, siempre he pensado, ” ¿Si esta persona jamas me va a ver, cual palabra debo dejarle que sea de agrado al Señor?
Lo que he aprendido es que no importa la reacción de la persona, ni tampoco sus palabras al momento. Lo más importante es lo que pase después que yo haga lo que Dios puso en mi corazón y en mis labios hacer.
Agradar a Dios es ser luz. Y es ser palabra de animo a los que el Señor nos indica. Y a otros palabras de advertencia.
La semilla se riega de acuerdo a lo que Dios nos da. De el es el crecimiento, el producto y el desarrollo.
Por esto obedezco a Dios. Y aunque de pronto se ofendan algunos y otros reciban la palabra, el resultado final es del Señor.
La palabra no es desiñada para hacernos formidables oradores y aquellos que la gente va a admirar o a seguir por alguna rede social.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12
La psicología nos enseña que debemos llevar a las personas por un proceso suavemente y que tengamos cuidado de no ofender y de no agraviar y en muchos casos, el lento proceso hace un efecto negativo. Pues hace que la persona en casos reviva los momentos dolorosos repitiéndose en sus mentes y hablando las cosas de tal forma que afecta la mente, el cuerpo y las emociones.
La Palabra de Dios no es así. Ella es un arma que también derriba las fortalezas que a veces tenemos encrustadas en nuestra experiencia.
Malos momentos en los que el dolor y la memoria nos lleva a sufrir lo que antes sufrimos.
Más la palabra de Dios nos sana. Nos confronta, nos hace entender que si aceptamos a Cristo, somos nuevas criaturas. El dolor vivido y en memoria también puede ser sanado. Solo Dios puede sanar el psiquis de manera que nos da una perspectiva totalmente diferente.
No somos los portadores de motivación. Ni tampoco de una perspectiva general y política. Somos portadores de la verdad que salva, transforma, eleva, restaura, y hace que los muertos en delitos y pecados lleguen al arrepentimiento.
Es palabra de vida para los que creen y sentencia de muerte para los que no creen.
Más esta misma palabra nos dice,
“Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.”
Proverbios 23:26
Nos invita a nacer de nuevo.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
2 Corintios 5:17
También nos llama a ver su gran amor,

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
S. Juan 3:16-18
El amor de Dios nos constriñe. Es un río que sobreabunda.
Se desborda en los labios del que a conocido la verdad.
No busco ofenderte. Por amor a Dios y a los que no le conocen te envito. Ruego al Padre que se te revele y conozcas cuan precioso es su amor. Es maravillosa su gracia.
Yo estaba perdida. No conocía su amor. Y su mano de misericordia me alcanzo!
Oro al Padre que los que sean hijos de Dios sean estimulados a contar de las grandezas del amor de Dios. Y si no le conoces, que llegues a entender cuanto te ama, Dios.
Sean todos edificados.

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