Somos Un Cuerpo
En Un Cuerpo Ninguno es más necesario. Todos son parte de un mismo organismo.
Como cuerpo somos responsables los unos de los otros. Es necesario entender que si nuestro hermano esta débil, la cadena se hace débil.
El lobo feroz viene buscando no al más fuerte. No viene a buscar al más ágil. Siempre se aprovecha del pequeño. Se aprovecha del que esta desv8ado o confundido. El enemigo se aprovecha del que no tiene buen conocimiento del camino. El que quizás es piel nueva, o herida. E que se siente incapaz.
A este busca para atraparlo y cortarlo sacandole del lugar de seguridad.
El musculo débil provoca que no pueda obrar con firmeza. Cuando se debilita el musculo por falta de uso, vemos que la persona está en más riesgo de herirse.
El practicar la fe y diariamente vivir en la palabra y en la oración y en la comunión de los santos provoca que el musculo de la fe se fortalezca. De esta manera cuando vienen momentos difíciles y se tiene que activar en combatir con los poderes malignos, tiene la habilidad de poder usar el escudo de la fe. También tiene la habilidad de utilizar la espada de dos filos.
Esto no pasa amenos que se ejerza en el estudio de la palabra. No ocurre amenos que entienda su posición como parte del cuerpo de Cristo.
Todos somos uno del otro. Por lo cual el Apostol Pablo nos dice,
“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
Romanos 12:3
Tenemos que cuidar el cuerpo. Todos somos unos partes de los otros. Somos uno en Cristo.
El reto de los más fuertes y los más entendidos es amonestar y enseñar y guiar y modelar lo que es vivir en la fe.
La palabra bien nos dice que en el mundo tendreis aflicción. Nos dice que tenemos que ser sobrios. Nuestra mente tiene que ser diariamente renovada.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Romanos 12:4-13, 15-16.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿todos maestros?, ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad?, ¿hablan todos lenguas?, ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
1 Corintios 12:4-14, 22-31
Ahora reflexionó,
Hermano/a yo te necesito. Y tú eres parte del mismo cuerpo.
Habrán días que uno estará en crisis y otro estará bien. En estos momentos somos compañeros en las aflicciones. Nos levantamos los unos a los otros. Interecedemos los unos por los otros. Reconocemos que un cuerpo tiene muchos miembros y no todos hacen los mismo.
Tus oraciones hacen que mi adoración sea perfeccionada mientras el Espiritu escucha tu oración el mismo imparte vigor y fuerza y su fresca unción a mi vida. Si tienes perdidas lloramos unos con los otros. Sentimos el dolor uno del otro. No somos unos más y unos menos. Delante del Señor levantamos una ofrenda agradable cuando en humillación nos cuidamos los unos a los otros.
Que gran privilegio saber que somos todos parte de su familia. Somos todos juntos la Esposa de Cristo.
El viene pronto para llevarnos consigo.
Oro que estés listo. Oro que estés lista. Oro que nuestro Dios nos enseñe su gloria manifestada en medio nuestro.
Oro que podamos ser luz y sal. El amor de Dios en nosotros se llama todo desaliento. Se lleva toda depresión, y toda ansiedad queda anulada debajo de sus alas. Nosotros estamos seguros en Jesus. Su Espiritu Santo nos guia y va redarguir para que sigamos juntos en la fe.
Oro que La Bendición del Altisimo te cubra en todo. Seamos ese cuerpo, unos en Cristo.

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