Las Perdidas Nos Hacen Ciegos. Al Humillarnos Recibimos Recompensa y Paz

Publicado por Deborah Negron – Hija de Dios por su misericordia y su gracia inmerecida

Revisado Noviembre 28, 2022

Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Job 2:9‭-‬10

Es frutante hablar con personas que siguen cargando su pasado como si fuera su cobija de seguridad.   Todos tenemos areas en las que podemos recordar algún momento difícil, doloroso o muy negativo. Es parte de la existencia del hombre después de la caída.

No vivimos en el Eden. No estamos exentos. Todos tendremos experiencias desagradables en esta vida. La diferencia esta en como tomamos las cosas. Cual sea la perspectiva nuestra, determinara como seremos consolados o atribulados. Hasta cierto punto depende de nosotros el fijar nuestras mentes en lo que nos hará bien. 

Me explico, suelo ser persona que quiere pensar que todo va a salir bien. Pero esto también a sido un problema. Pues no siempre todo sale como espero. Pero tendia a esperar que Dios iba a hacer algo que tornaria la presente amargura en un beneficio, si confiaba en él. 

Para mi la fe me a ayudaba a ser más positiva. Pero a veces han habido momentos que como no han salido las cosas bien, experimente la tristeza, el desolamiento, el pensamiento contrario y comencé a sentirme sola y abandonada.

El problema no era Dios. El problema era que yo quería decidir como y cuando Dios debía y tenia que actuar.  Yo pensaba tener una fe constante. Pero mi fe era hueca y pobre. Era basada en mandamiento aprendido. No tenía una firmeza cierta en Cristo. Mas bien, me dejaba llevar por las apariencias. Esto me llevó a la gran mentira de vivir de apariencias. Esta fe era una fe frágil y no basada en quien Jesus verdaderamente quería ser en mi vida.

Decidi yo, por el conyuge con quien me case, sin buscar la dirección del Señor. Pensé que porque él muchacho asistia a una iglesia y me había llevado allí, tenia que ser de Dios la relación.

El hombre fue solamente un vaso que Dios uso para que yo me volviera al Dios de mis padres. Equivocadamente me deje llevar por los sentimientos y las emociones y entre en un matrimonio.

Sin la bendición ni el respaldo de Dios no podemos movernos. El nos ama y tiene un plan fijo para nuestras vidas. Pero en muchos casos escogemos mal y queremos que Dios este de acuerdo con nuestro mal proceder.

De verdad pensé que estaba agradando a Dios. Asistia a la iglesia. Me embolucre en todo ministerio. Amaba la Palabra, entiendo que Dios nos va salvando y llamando y produce en nosotros el querer como el hacer. En medio de mi gran falta, Dios tuvo de mi misericordia. En su Palabra me enseñaba. Escudriñaba las páginas y los versos. Buscaba conocer la Verdad. Poco a poco me llene más y más de esta.

Dios es fiel. Nunca puedo decir que me abandono. Pues en mi desvio, allí me llamaba a su Palabra.

Aprendi, que tenia que ser La Palabra mi guía. Aprendi, que mis errores eran la causa de mi gran dolor y mi matrimonio fue empeorando.

Lo que Dios no instituye no puede permanecer. Yo quería que Dios fuera el todo en mi hogar. El conflicto más grande era, que aunque asistíamos a los cultos en la iglesia semanalmente, Jesus no habitaba en el corazon de mi esposo.

Podemos estar dentro de la iglesia. Podemos hacer obras de caridad y dar ofrendas. Podemos vivir, al parecer una vida noble. Pero al fin, el que pretende ser salvo y no lo es, manifiesta lo que hay adentro.. Si no esta en la verdad, esta en la mentira.

La palabra nos enseña que no podemos hacer las cosas y estar bien con Dios, fuera de tener una relación personal con Cristo Jesús. Fuera de esto nos hacemos religiosos. Gente de buenas obras pero de vidas que no pueden dar fruto, pues no han nacido del Espíritu.

Cuando por fin abrio Dios mis ojos, estaba yo, siendo una religiosa. Maestra de escuela dominical. Enseñaba a maestros como explicar la Palabra. Guiaba a otros a la fe. Cantaba cánticos de liberacion estando atada. Más yo de veras, necesitaba otro encuentro con Dios.

Llegue al momento cuando mi conflicto fue demasiado grande la incongruencia en mi hogar.

Yo preparándome para ministrar, y mi esposo gritándome insolencias y diciéndome que no tenia ningún valor. Me decía que yo no era nadie. Me humillaba y me hacia sentir como nada. Herida y maltratada iba a la iglesia y cumplía con mis deberes.

Creía que estaba bien, pero fue cuando de veras me arrepenti y mire mi condición perdida que vi, el engaño en el que mis decisiones me habían atrapado.

Casada 25 años y el corazon de mi conyuge nunca estuvo conmigo.

Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.
Proverbios 23:7

Vivimos momentos, pero no fue vida. Vivimos experiencias, pero eran más momentos de conflictos que de paz.

La luz no tiene nada que ver con las tinieblas. Cuando El Señor Jesús, por su Espíritu Santo, provoco hambre y sed de Dios y me hizo desear el buscar a Dios, me di cuenta que había estado lejos de Él.

Al arrepentirme de todo corazón, la crisis, los abusos y los maltratos comenzaron a incrementar.

Espero que entienda, que el enemigo no quería que yo abriera mis ojos. Mientras creí que estaba sirviéndole a Dios, a mi manera, no veía mi sequia. Fue cuando El Espíritu de Dios me confronto con su Palabra que pude ver mi condición. Estaba perdida, estando en la casa de Dios. Estaba tibia y no verdaderamente ardiendo en su Espiritu. A los tibios Dios lo vomitara de su boca. Ya sea, mi condición estaba grave en cuanto a mi relación con Dios. Yo había crecido en un hogar de creyentes. Habia conocido de Dios. Había experimentado su presencia pero en este momento estaba como el hijo prodigo. Estaba lejos de mi casa. Estaba lejos del corazón del Padre.

El reto del creyente es vivir como uno, que a nacido de nuevo. El Señor me comenzó a redarguir. Vi, que mis escamas cayeron de mis ojos y reconoci mi gran error. Mi pecado estaba delante de mi.

Mi alma había adulterado contra Dios. Siendo adulta ya, y separada de todo, me vi mal y acepte un matrimonio por necesidad. Pense amar y trate de vivir de una manera noble. Pero mi corazón estaba mal.

Yo había nacido para servirle al Dios de mis padres. El Señor me había escogido a mi, para ser un vaso para él.

Yo me había desviado del plan de Dios. Tristemente vivi las consecuencias de ese desvio. El ego me había llevado a pensar que fuera de Dios yo podía hacer decisiones. Muy mal estaba yo. Pero, al Señor redarguir mi ser y hacerme ver que tenia necesidad de Dios, comencé a buscarle de todo corazón. Esto causo que mi estilo de vida se hiciera incomodo. Dios cambio mi corazón. Veia todo con diferente perspectiva. Entendí, con fuerzas externas no podemos cambiar el alma. El ser humano tiene que tener un encuentro con el Espíritu de Dios para poder ver la condición perdida en que se encuentra.

Yo había querido que una mente sin Cristo, entendiera las cosas de Dios. Mi esposo no entendía quien era esta mujer, que había nacido de nuevo.

Ya ella no quería participar de las conversaciones que no agradaban a Dios. Ya no estaba de acuerdo en mirar películas que ofendian a Dios. Ahora esta mujer que antes, le decía a todo que si, hazlo como quieras. Ahora ella misma le decía, no puedo hacer eso… Porque no quiero pecar, eso esta mal. No puedo ir allí. No puedo hacer esto o aquello.

El matrimonio no podía permanecer porque era una mentira lo que vivíamos. Aunque sentia amor y quería que fuéramos de Dios, no podíamos estar de acuerdo en nada.

El robo, el dejarnos llevar por lo que hacen los demás ya no podía ser mi manera de vivir. Esto causaba conflictos.

Los abusos de años ya no podían continuar. Y esto no era parte del plan del enemigo. Satanas nos había cegado a creer que mientras seguiamos yendo a la iglesia y cumpliendo y casados todo estaba bien.

Pero un matrimonio que no establece Dios no trae gloria a Dios. No puede haber felicidad en falsedad. Ni tampoco hay paz. El enemigo vino a matar, hurtar y destruir dice la Palabra. Así fue, el quiso hacer que muriera lo de Dios en mi.

Así había hecho con mi esposo. Mientras más mal el se sentía de si mismo, más abusos hubieron. Su nobilidad no duró. Se puso obstinante y agresivo. Sus insultos, sus empujones. Sus golpes y amenazas fueron muy horribles.

Yo habia querído salvarlo, trate lo más que pude. Pero nosotros no somos capaces de cambiar a los seres humanos. El que no le sirve a Dios no ve las cosas de una manera espiritual. Estaba ciego.

Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente. 1 Corintios 2:14

Supe que no podía más cuando mi esposo se burlaba de las predicas. Decía, “Todos estos tontos creen esos cuentos. Y tu tan estúpida. Eres como ellos estúpida y ignorante. Esos pastores son mentirosos, le roban la plata a la gente débil.”

Después de tantos años, yo había pensado que había alguna esperanza para mi esposo. Pero al escuchar esas palabras entendí. Nunca más podía estar yo con un hombre que se burlaba de la verdad. No queria divorcio. Pero este hombre se había convertido en lo que usaba el enemigo para destruir mi fe. El nunca había nacido de nuevo. Que engaño vivi, por mis propias decisiones y mi desvio.

Dios nos permite llegar hasta lo último de lo mas difícil para que tengamos que mirar hacia arriba.

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1‭-‬2

Me rendi. Llore y le pedí al Señor  que me salvara de este infierno. Le rogue a Dios que me diera una salida. Ya no quería vivir de apariencias. Ya no quise más hacerme ver como que todo andaba bien.

Estaba postrada, desesperada. Tenia tanto conocimiento de la Palabra que no me podía escapar de la Verdad.

Reconoci mi estado de pobreza espiritual.  Reconoci que necesitaba ser lbrada de mis malos caminos.

Entendi de primera mano la oración de David.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Salmos 51:10‭-‬17

Librame Dios de mis pecados. Perdóname Señor. Soy pecadora.Me arrepiento. Sálvame Jesus.  Libranos, que termine la violencia, que termine mi orgullo. Nada puedo hacer sin ti. He sido tan necia. Perdóname por irme atrás de lo que no era tu voluntad.

Entendi, que la mentira que vivi fueron las cadenas que me ataron tantos años. El querer ser aceptada y amada y ser incluida me llevaron a ser destituida, pobre y desnuda. Fue en este estado que tuvo Dios misericordia de mi. Después de tantas oraciones pidiéndole a Dios que arreglara el matrimonio. Llore y le dije, hágase tu voluntad. 

Abri mi boca. Denuncie. Fui a corte. Pero no como lo había hecho antes durante los primeros 12 años. Esta vez no regrese con el. Sentí el dolor del fracaso. El dolor de haver amado a alguien que no me amaba.

Perdi estatus de ministerio. Perdí respeto de muchos que admiraban el imagen que había yo creado. La vergüenza de mi extravio fue grande. Pero el perdón y la misericordia, la paz y la presencia es mi constante paz.. El Señor continua siendo real. Termino la violencia. Terminaron los abusos. Viví en casa ajena. Todo puesto de hombre quitado.

Pero como al hijo Prodigo, Él  Señor es Dios Padre. No me humillo más. Me a dado su perdon y su vida en mi. Cristo mora en mi ser.

Ahora puedo decir lo que dijo Job.

De oídas te había oído;Mas ahora mis ojos te ven Job 42:5

Como les puedo decir. Vivo libre! Después de casi un año de tener que irme y huir.  Dios tuvo misericordia  de el que en vida fue mi esposo.  Antes de morir, dió testimonio de que Dios le había salvado. Hasta me pidió perdón por haberme herido.  Y confeso que tuvo que perder todo para ver su necesidad de Dios. Dios no restauró ese matrimonio, pues no había sido su voluntad. Pero si, contesto mis oraciones y las oraciones de muchos siervos que oraba por la salvación de mi esposo. Murió salvo, para la gloria de Dios.

Y hoy puedo decir que Dios a tornado mi vergüenza en bendicion. No vivo con miedo. Ni vivo de apariencias ya.  Soy débil en mi misma. Pero soy fuerte en la fortaleza del Señor.

El Señor tuvo de mi misericordia.  A cambiado mi lamento en baile.  Me a librado de mis malos caminos. A limpiado mi alma de todo pecado.

Soy imperfecta. Fuera inútil, si no fuese por el amor y la gracia de Cristo.  Ya puedo mirar y ver que han sido varios años desde que Dios tuvo de misericordia y me trajo a la libertad en Cristo.

Al Señor, no le importan los esfuerzos. Los talentos y habilidades no le i.presionan. No le interesan las apariencias. Él todo lo conoce. El conoce mi levantar y mi acostar. El conoce mis necesidades y mis flaquezas y aún así, me dijo,

Hija, ven… Ven y desborda tu alma. Ven, y dame tus sueños. Dame tus anhelos. Entregame tu quebranto. Entregame tu vida. Dame tu corazón.

No conozco lo que hallas atravesado.  No conozco tu vida. Solo sé que Dios te esta llamando. Y te dice, como su Palabra me dijo a mi.

Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
Proverbios 23:26

El deseo de Dios es que le conozcamos. El desea salvar tu vida y darte su paz. El anhela borrar tu pecado y restaurar tu alma.

El Señor tuvo paciencia y misericordia con mi vida. Me llamo, me escogio, me permitió tener un nuevo encuentro con El. Solo Jesus puede cambiar el alma. El te ama también. Sí pudo rescatarme a mi, sé que lo puede hacer en tu vida hoy.

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
2 Pedro 3:9

Hoy es el dia de salvación. Hoy todavía hay cupo en el cielo. La redención de Cristo hoy puede cubrir tu vida.

El pago el precio más alto por venir a rescatar lo que se había perdido.

Si eres tu la oveja descarriada te dice vuelve al redil.

Si vives de apariencias, te dice ven y sé libre. Si vives una mentira te dice, ven a La Verdad.

Si escuchas su voz y le entregas tu corazón tendrás vida eterna. Conocerás la paz que sobrepasa todo entendimiento. Tendrás el perdón de pecados y podrás vivir con El Espíritu de Dios día a día, sin culpa y sin miedo.

Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
1 Juan 4:6‭, ‬8‭-‬10

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1 Juan 1:9

Ven, Jesus te invita a que le conozcas y seas conocido en Él.

No hay mas ciego que aquel que no quiere ver. Hoy, permite que su Palabra abra tus ojos. Te ruego, Ven.

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