Congruencia Espiritual El Reto Del Creyente

Publicado por Hna. Deborah Negron

Junio 21, 2019

Congruencia Espiritual Demanda Que Nos Sometamos Al Espiritu Cada Dia

Tenemos que Tener Congruencia Entre Lo Que Vivimos y El Espiritu Santo. Si no hay congruencia entre nuestro espiritu y el Espiritu Santo, hay mortandad espiritual. Si no hay Congruencia de Espiritu lo que hay es Religión, Tradicion, Normas y Formas, Rituos y Dogmas. Dios quiere que le sirvamos en Espiritu y en Verdad!!!El anhela cumplir su propósito en nosotros.

Su propósito eterno. Que seamos como su hijo. Que lleguemos a la estatura del Hombre perfecto. Que ejecutemos su voluntad pará la gloria de su nombre.

Viviendo para El.

Confiando Solo En su Espiritu

Y No En Nuestras Propias Fuerzas…

Romanos 7:4-6

Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.

Acaso vengo a estar sobre la ley?

¿Si soy salvo, si mis pecados son borrados, soy yo libre del pecado para denuevo pecar?

He aquí las cosas viejas ya pasaron. ¿Ahora sí somos nuevas criaturas, podremos entonces ahora volver a ensuciar nuestras vestimentas santas?

La palabra nos dice, en el capítulo 8 del libro del evangelio según San Juan, que Jesús, confrontó a la mujer que había adulterado. Después de haberle dicho a la multitud, “El que este limpio de pecado, arroje la primera piedra.” Todos se fueron, pues ninguno de nostros estamos libres de pecado.

Como dice la palabra en Romando 3:23,

“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”

Y siguiendo con el relato en Juan 8, la palabra dice así, en San Juan 8:9 -11,

“Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.

Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

Las palabras que le dijo Jesús a la mujer fueron maravillosas.

Decirle a uno que es culpable de pecado, que esta libre es algo que marca a la persona.

Decirle que a pesar de que había evidencia de delito, más ahora no hay castigo, es algo que nos conmueve.

Más esto no fue lo único que Jesús le dijo a la mujer.

Jesús le dijo muy claro, ¿Donde están los que te acusan?

¿Te podrán acusar más después que Cristo te ha perdonado? Podrán hablar de ti, como si hubieras cometido pecados pasados. Pero luego que te han liberado, despues que Los cargos en contra de ti han sido desechados por Él Señor, que te a rescatado, que haces con tu libertad? ¿Como vives en tu libertad?

Jesús le fue claro a la mujer. Él retó para ella era directo y muy fijo. El le dijo, “Vete, y no peques más.”

Es interesante que Jesús le dijera esto a la mujer. Ella se había acostumbrado a vivir en pecado. Su estilo de vida ya tenía un rumbo específico. Más al venir a los pies de Jesús, la mujer fue perdonada. Ella fue liberada de su pasado. Ella fue rescatada del lodo cenagozo del pecado y de la muerte.

Ella fue tomada de las tinieblas a la luz de Cristo. Jesús había cambiado la dirección de su vida.

Él Señor nos salva. Él nos redime. El nos libera. Él nos arranca el peso de nuestra culpa. Las cadenas del enemigo, ya son quebrantada por su poder.

Más aún así, la respuesta que le demos a Él, es nuestra. Las acciones que tomemos, son nuestras. La palabra nos dice,

En la carta del Apostol Pablo a los de Efeso, en Efesios 4:21 -28 -32

si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Así como la mujer que fue traída para ser apedreado por sus pecados; fuimos nosotros rescatados de nuestros malos caminos y de nuestros pecados. Al llegar a Cristo, fuimos establecidos en una nueva vida. Un nuevo character se comenzó a formar en nosotros. Somos nuevas criaturas. Entonces, ya no podemos vivir bajo los hábitos del viejo hombre. Ya sea, no somos los mismos de ayer.

Ya no, nos vengamos cuando nos hacen daño. Ya no podemos seguir en el estilo de vida, de pagar mal por mal. Ya no podemos ser como éramos antes.

Pablo en su carta a los Romanos les está, muy claro. Dice así, la palabra en Romanos 8:9 -11.

“Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.”

Ahora bien, vemos que la vida en Espiritu, no se sujeta a la carne. Ya sea no nos dejamos llevar por los sentimientos de la carne.

Por esta. razón Jesús le dijo a la mujer, “vete y no peques más.”

El sabía que sus hábitos eran, los de vivir en pacado. Más le reto, No te condeno, yo. Ya sea no te culpo. No te humillo. El borro su pecado. El la levantó de su estado inmoral y bajo. El le dio un nuevo comienzo.

El nos limpia de nuestro pasado. Él nos trae a la luz, pero esta de nosotros, el no practicar los hábitos de nuestra vida pasada.

No se que les pasa a algunos, que luego de haber sido hechos libres…

Luego de ser posicionados en lugares de honra y de rectitud, se les olvida que han sido llamados a no volver a pecar.

Nosotros peleamos con esta carne de dia a día. Tenemos que escoger cada día el amar a Dios y no seguir obrando en los deseos de la carne.

He visto como algunos comienzan bien. Son limpios. Su entusiasmo por la verdad es impresionante. Dan un jiro de 180 grados. Antes iban hacia el Sur… Ya sea hacia el infierno. Y después van hacia el Norte.

El Apostol Pablo le escribe a los de Corinto y le dice en Gálatas 3:3-4,

¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

En 1 Juan 3: 8-10 nos dice la palabra,

El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

El Señor les a sacado de las tinieblas, les a dado vida nueva, han experimentado su paz y su gozo. Se han llenado de la presencia de Dios.

Pero, en el camino, se desvían. Comienzan a vivir no en el Espiritu, sino, vuelven a sus viejos criterios. Vuelven a tomar las cosas en sus propias manos. Comienzan a usar su intelecto pecaminoso para resolver los asuntos de la vida. Cometen fraude en sus negocios. Mienten para adquirir bienes o beneficios. Poco a poco, se les olvida de donde Él Señor los libero.

A todos nos puede pasar esto. Esos viejos hábitos pueden poco a poco, hacernos desenfocarnos del privilegio que se nos fue dado.

Por esta razón, dice la escritura, en La Carta de Pablo a los de Corinto, en 1 Corintios 10:12, 14 -15, 21

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”

Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.

Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.

No podemos someternos a los hábitos del pecado en los que nuestro viejo hombre practicaba a diario.

No podemos vivir sin escudriñar nuestros corazones. Tenemos que vivir diariamente, con el pensamiento de que somos ahora, nuevas criaturas en Cristo. No podemos ser engatusados otravez por nuestra vieja vida.

A todos si, nos descuidamos, nos puede pasar.

Conocí a una persona que tenía un testimonio hermoso. Pudo seguir en Cristo y comenzó a dar fruto de su conversión. Oraba, ayunaba. Ministraba y parecía una persona sólida en su fe. Pero algo pasó en su caminar. Vi, como su vida comenzó a decaer. Se embolucro en sus propias ideas. Y poco a poco, dejó de confiar en Él Espiritu de Dios para sus asuntos.

Vi que hacia muchas cosas religiosas. Atendía un oficio con liturgia y normas, más su vida espiritual no era la misma. Gradualmente se deslizó.

Dejo de poner su mano en el arado. Dejo de confiar en el poder de Dios y comenzó a poner su confianza en sus habilidades de negociante, en su intelecto y en sus capacidades. Vi, como el fervor del Espíritu se fue de su vida. Aún su ministerio ya no tenía el mismo alcance.

Esto no es una historia cualquiera. Es la misma historia de muchos que sin saberlo, dejan el primer amor. Dejamos de mirar al Blanco de la soberana vocacion. Mirando a nuestras propias ambiciones, nuestros propios deseos se convierten nuestra pasion.

“El que esta firme, mire que no caiga.” No son palabras de condenación. Son palabras de amor y de misericordia.

Mientras hay vida, hay esperanza. Podemos volver a los pies del Maestro. Podemos reconciliarnos con Él que nos dice, “Ve y no pques más.” Podemos ser nuevamente lavados en su sangre y restaurados en su propósito.

Nos seamos necios. Necesitamos Al Espiritu de Dios para poder ser renovados. Necesitamos poner nuestra vista en Él que solo puede rescatarnos de nuestro ego. Jesús está presente. Todavía el esta presto para salvar. Él todavía dice lo mismo. Más nos ofrece la cobertura de su Espiritu Santo para que podamos oir con nuestros oídos espirituales. El nos llama hoy. Salgamos del lugar nuestra propia autosuficiencia. Reconozcamos que sin Él, nada podemos lograr.

¿En que estas edificando, y con que?

Salmos 127:1 – 2.

Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.

Solo pueden descansar los que han puesto su confianza total en Cristo Jesús.

No podemos confiar en nosotros mismos.

Escudriña nuestros corazones Oh Dios. Quita el orgullo. Abre nuestro entendimiento. Permite que nos podamos humillar ante ti. Pues solo en ti esta nuestra salvación. Solo en ti podemos estar seguros.

Digamos como David,

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10.

Que nos vistamos de toda la armadura de Dios diariamente para poder así desechar las obras que no nos convienen. (Efesios 6). Aquellas obras que están contra la voluntad del Espiritu Santo. En nostros esta lo que se llama una dualidad. Vivimos con la carne y el espiritu.

El Apostol Pablo nos propone un reto cada creyente. Que matemos al viejo hombre cada día. Es el mismo reto que Jesús le presentó a la mujer. “Vete y no peques más.”

Todos los días tenemos que someternos al Espiritu de Dios para combatir contra las ideas, los deseos y las actitudes carnales que nos vienen. Solo viviendo en El Espiritu de Dios podemos estar firmes y no pecar. La congruencia de nuestra vida con nuestra fe, solo es posible, cuando vivimos en Él Espiritu. Cuando nuestra rutina diaria consiste de una búsqueda personal con Él Señor Jesús.

Nuestra vida de Oracion y Lectura bíblica es esencial para nuestro crecimiento espiritual. El congregar nos es sumamente importante. Pero solo en la intimidad con Él Señor, y en su presencia, somos enriquecidos en el hombre espiritual. Así matamos las obras de la carne día a día. Y su Espiritu Santo nos guía a toda verdad y a toda justicia.

El viejo hombre muere más cada día cuando nutrimos nuestro espíritu con la guíanza del Espiritu Santo.

Seamos sabios y busquemos la dirección del Espiritu de Dios. Así podremos crecer y cumplir el reto que dejó Jesús. “Vete y no peques más.”

Así también podremos servir y ser aptos para estar en comunión con El Espiritu Santo. Así tendremos Una Vida y de fe, Congruencia Espiritual. Así podremos alcanzar nuestro galardón. Cristo es El Premio más Grande. Su presencia atravez de su Espíritu Santo nos hará capaces de tener la Victoria.

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